4 de abril de 2012

El imaginario popular Venezolano

                         
Francisco Rodríguez.
No hay pueblo que no tenga imaginarios populares; todos lo tienen. Es parte del “mundo de la vida”  de las sociedades. Venezuela, como cualquier país latinoamericano es el resultado de mezclas sobre mezclas etnoculturales  que lo proyectan como una sociedad de raigambre esencialmente popular, producto de un mestizaje profundo e infinito; esto es mezcla permanente y más que mezcla, fusión cultural y física. Una subjetividad de la fusión y el palimpsesto. Es de ahí desde donde surge ese sentimiento religioso sincrético, esas múltiples divinidades, esa capacidad de producir mitos, ese politeísmo  que nos hacen un Universo poblado por toda clase de  héroes-dioses, santos profanos y una religión esencialmente popular como María Lionza, etc. Así encontramos en el panteón de los héroes-divinizados, una diversidad de  “santos-profanos” que fueron personas reales y realizaron diversos tipos de hazañas pero que el imaginario simbólico popular los sacralizó. Desde Bolívar, hasta José Gregorio Hernández; desde “Machera”  hasta El ánima de Taguapire; sólo para nombrar algunos miembros del panteón popular que investigadoras como las profesoras Pollak-Eltz y Clarac de Briceño han estudiado ampliamente. Somos un pueblo con una alma arcaica en el núcleo duro de la subjetividad  pero fuertemente permeada por la Modernidad.  No obstante, el alma popular venezolana es muy dinámica y no se ha detenido en su capacidad de producción de imaginarios. Observando algunas manifestaciones de apoyo al presidente Chávez podríamos decir que es muy probable que aquí se encuentre el germen para la producción de un nuevo “santo secular”. La actitud de devoción hacia el presidente por parte de amplias masas populares (sans culottes), la creencia o más bien fé devocional en las posibilidades mágicas para producir cambios que se traduzcan en beneficios para grandes contingentes de población urbana, las manifestaciones de sentimientos colectivos que en algunos casos como en el regreso después del golpe del 11/2002 nos remiten a estados de éxtasis comparados con los “cultos de posesión” de algunos pueblos; en fin, todo esto habla de un proceso de sacralización del héroe. A todo esto contribuye la carga de carisma del líder que lo proyecta como  el presidente más popular de la historia de Venezuela y probablemente de América Latina, pero sobre todo como un “santo popular” que podría competir en fe devocionaria con José Gregorio Hernández. Es una particularidad de Venezuela y América Latina, la mezcla de lo político con lo mágico-religioso sin solución de continuidad. El caso de Eva perón es uno de los más emblemáticos:Santa Evita. Así la confirmaron “los descamisados” y los trabajadores argentinos. En el caso venezolano, este fenómeno que estamos tratando de analizar, no tiene consecuencias solamente en la contabilidad electoral, sino y esto es lo más importante, en el alma popular  que nunca había dibujado tan nítidamente una representación simbólica proveniente del campo de la política como ésta. Pero podríamos preguntarnos cuál es el origen de un fenómeno como éste?. Como todo fenómeno social complejo, las causas se condensan en cadenas causales que actúan como cataratas o racimos de manera que es muy difícil decir en donde comienza y en donde termina. Tendríamos que hacer metodológicamente un recorte pero como todo recorte éste siempre será arbitrario. Se podría conjeturar que al menos en el surgimiento del emergente simbólico que es un santo popular o profano, intervienen tres factores fundamentales: 1.- En la posición que sea, una persona que utiliza un poder de tipo jurídico o de facto en función de beneficiar masivamente a la gente del pueblo, está reuniendo puntos para acreditar como santo popular. Es el caso de “Machera” en Yaracuy, un delincuente que robaba para darle  a los pobres y se enfrentaba a la policía sin rehuir el combate. Murió en uno de estos lances. 2.- El otro aspecto es el de realizar una hazaña muy heroica en contra de los grupos del poder. En el caso del presidente Chávez, queda demostrado en los sucesos que desencadenó el golpe del 11 de Abril 2002. Esto fue percibido por los sectores populares como una verdadera epopeya. 3.- La cercanía e inmediatez en la comunicación con la gente común que ha conducido a una verdadera relación empática, una real y contundente proxemia. El carácter fuertemente popular del liderazgo del presidente recubierto por una ideología marxista-socialista en el fondo no es más que un modelo neo-populista que tiene como referencia fundamental la pastoral cristiano-católica de la “opción por los pobres”. De por sí el populismo no es malo intrínsecamente, a menos que se use para manipular a la gente. Luego, el Inconsciente colectivo-societario del pueblo hace una especie de condensación simbólica que trae como consecuencia la producción de un santo popular. Pero, más allá de la acción y las características del sujeto individualmente  considerado, lo más importante son los escenarios o contextos simbólicos dentro de los cuales tiene sentido la intervención del actor individual/colectivo.       
    

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